lunes, 13 de enero de 2014

Una pequeña joya de Nacho Vigalondo



7:35 am. Calle San Bernardo. Madrid. Una mujer entra, como todos los días, en ‘La Concha’ para desayunar. Pero todos están inexplicablemente quietos. Nadie dice nada. Al menos con los labios. Las miradas alertan. Nuestra protagonista se sienta. Un hombre, escondido hasta entonces tras una columna, empieza a cantar(le) una canción.

7:35 de la mañana es una de esas cintas que nos hablan delamor utópico. Y, lo mejor, es que lo hace desde otra perspectiva: rompiéndolo. Que un desconocido te dedique, coreografía incluida, una canción acompañada de los coros de los demás presentes en la cafetería, puede hacerte sentir muchas cosas. Entre ellas miedo. Pues bien, 7:35 de la mañana está enfocado desde el pánico, desde la coacción y la desconfianza. Y todo ello, de una manera muy acertada.

Lejos de los sentimientos a flor de piel y la identificación o, incluso, admiración de otros cortometrajes de la sección, el de Nacho Vigalondo nos ofrece todo lo contrario: lo que no queremos que nos pase.


Ojo al corto de Julio Medem: "Clecla"



Alicia tiene ocho años y una amiga que se llama Clecla, que es rubia y castaña a la vez. Ambas viven juntas con sus respectivos padres (Julio Medem y Paco Manuel, respectivamente) y se ayudan en todo. Se quieren mucho y se dan besos muy buenos.

Clecla es la protagonista junto con la propia Alicia Medem, hija del director y que, además, dará nombre a la productoraAlicia produce. Así, el director ofrece una pequeña pieza de tres minutos y medio donde su propia hija nos cuenta las curiosidades más íntimas de su mejor amiga. Un cortometraje insólito y verdaderamente humano que, de la mano con el humor, lleva a la reflexión gracias a la lección de una niña de ocho años con Síndrome de Down.

Sin embargo, no es el único trabajo que el director nos regala de algo tan cercano a él como sus hijas. En las ramas de Ana (2007), Medem nos enseña a su otra hija, así como su particular e increíble mente infantil. Son muchos los cortometrajes que el director ha dejado para su carrera, convirtiéndose, como en la mayoría de los casos, en sus primeros trabajos como productor. El ciego (1974), Si yo fuera poeta (1981), Martin (1988) o ¡Hay motivo! (2004).


Los mejores cortometrajes de 2013



Son muchas las películas cortas que nacen a lo largo de un año y, probablemente, conforme pasa el tiempo, mayor sea el número de éstas. Los festivales de cine son los encargados de otorgar a las cintas la etiqueta de buenos o no. Sin duda alguna, son muchos los trabajos que, fuera de esta selección, carecen de reconocimiento y no por ello significa que no sean auténticas obras maestras. Desde CineAdictos ofrecemos una pequeña selección que, banalmente, intenta aglutinar los mejores trabajos del año, aunque sabemos que no están todos.

Los Oscar ya recomendaban Paperman, título de un cortometraje que ya habíamos visto en la sección. Lo cierto es que la historia, marcada con el sello indudable deDisney, es indiscutiblemente buena. Sin embargo, los Premios Goya nos traían un cortometraje que, aunque recuerda vagamente a El hombre orquesta, nos regala una original historia que, a pesar de mágica y animada, nos recuerda que en la vida las pequeñas no se valoran y que la ilusión se mantiene a pesar de todo. Un cortometraje de esos que sirven para toda la familia: El vendedor de humo, de Jaime Maestro.


También los Goya seleccionaban Aquel no era yo como mejor cortometraje de ficción. Dirigido por Esteban Crespo, la película se desarrolla en el continente africano con unos protagonistas muy particulares y especiales: una mujer española y un niño soldado. En sí, la cinta busca la denuncia ante ésta realidad social tan actual (los niños soldado participan en más de una veintena de países).

De ficción y de los Oscar también destaca Curfew, de Shawn Christensen – a quien pertenece, además de la dirección, el guión. Richie quiere acabar con su vida. Su hermana quiere que le haga un favor. Tiene que cuidar de Sofía. Su repelente y sabelotodo sobrina. Sin duda, un trabajo de esos que te dejan con la boca abierta, sin saber qué decir. Sensible, humana y maravillosa.